Corinnavirus

Publicado en el Diari de Tarragona el 8 de marzo de 2020


Esta semana hemos conocido que la fiscalía suiza llamó a declarar a la ‘amiga entrañable’ del Juan Carlos I hace ya tres meses, tras detectar unos movimientos bancarios más que sospechosos. La investigación está vinculada con unas grabaciones realizadas en 2015 por el comisario Villarejo, donde la antigua amante del rey emérito confirmaba a Juan Villalonga las comisiones cobradas por el monarca en el proceso de adjudicación del AVE a La Meca. Según se deduce de estas conversaciones, la cantidad que presuntamente obtuvo el antiguo Jefe del Estado por esta gestión ascendió a 100 millones de dólares. Teniendo en cuenta el gasto corriente del monarca que sirvió para fijar su retribución oficial, esta cifra le permitiría mantener su tren de vida durante quinientos años. Hombre prevenido vale por dos. 

Según parece, el fiscal Yves Bertossa ha puesto la lupa sobre una cuenta offshore en el banco Mirabaud, porque sospecha que este fondo pertenece en realidad al padre de Felipe VI, aunque formalmente se articule a través de la fundación panameña Lucum. Fue precisamente en esta cuenta donde el rey saudí Abdullah ingresó la ‘donación’ de 100 millones de dólares en 2008. Según se desprende de la investigación publicada en la Tribune de Genève, el monarca español se vio obligado a abandonar esta entidad financiera tras los escándalos que le salpicaron en 2012: “lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Por ello transfirió 65 millones a Corinna Larsen (quien sigue usando el apellido de su exmarido, Johann Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn) y una cantidad sustancialmente menor a otra amante que también reside en Ginebra. Rascar y amancebar, todo es empezar. 

Ante el acoso de la fiscalía helvética, que puede tener consecuencias de hondo calado para todos los implicados en esta trama de tráfico de influencias y blanqueo de capitales, la aristócrata alemana ha declarado que la astronómica transferencia fue efectivamente emitida por el rey español como "donación para ella y su hijo, con los cuales él se había encariñado", después de haber cuidado del monarca por su delicado estado de salud. La contrapartida por este abnegado acompañamiento supuso un desembolso de casi sesenta millones de euros. Por lo visto, esto de contratar a una ciudadana extranjera para cuidar del abuelo se está poniendo por las nubes. Como era de prever, el terremoto judicial helvético comienza a tener réplicas en Madrid, y el magistrado García Castellón ha solicitado a la fiscalía suiza información sobre la investigación, sugiriendo la reapertura del caso de las grabaciones en la Audiencia Nacional. 

Algunos cortesanos locales han intentado desvincular la generosa transferencia saudí y el proceso de adjudicación de las obras del AVE. Alegan que, si se tratara de una comisión secreta, ésta debería haber sido pagada por el adjudicatario y no por el cliente. Semejante ingenuidad no puede tomarse en serio, teniendo en cuenta que, en este tipo de tratos, la negociación sobre quién paga al comisionista se decide en función de la capacidad de actuar opácamente y no del rol preestablecido. Es decir, que los proveedores (las empresas españolas, sujetas a una intensa supervisión financiera) pudieron haber acordado con el cliente (los representantes saudíes, a quienes nadie tose) que fueran éstos quienes abonasen la mordida, a cambio de una reducción equivalente en el precio de la obra. No hace falta ser Lex Luthor para idear esta jugada. 

En cualquier caso, el cariz que está tomando el asunto parece haber puesto nerviosa a la mismísima Larsen, quien ha decidido pasar al ataque. La ‘amiga entrañable’ ha contratado al reputado abogado James Lewis para representarla ante los tribunales británicos, donde piensa emprender acciones legales que afectan a Juan Carlos I. La antigua amante ha acusado públicamente al CNI de haberla amenazado de muerte tras su ruptura con el monarca español, en el caso de no guardar silencio sobre determinados temas sensibles. El telefilme para la sobremesa del domingo va tomando forma: ‘Pasión mortal en Botsuana’. 

Convendría ir asumiendo que el affaire Corinna ha infectado la imagen de la Casa Real de forma casi irreversible, multiplicando sus frentes judiciales dentro y fuera de España. Es cuestión de tiempo que la verdad social termine convirtiéndose en verdad judicial a nivel europeo. Precisamente por ello, se equivocan quienes intentan defender nuestra democracia corriendo un tupido velo sobre el escándalo, sea en forma de silencio informativo o de rechazo a la investigación, agarrándose a un falso concepto del patriotismo. Más vale abrir pronto las ventanas y dejar entrar el aire fresco, antes de que el rey emérito anuncie que se instala también en Waterloo.

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