Ridículo monumental
Publicado en el Diari de Tarragona el 25 de julio de 2021 Apuesto a que la inmensa mayoría de nosotros procura estar presente cuando realizamos una obra en nuestro hogar, por pequeña que sea, que requiera la presencia de un profesional externo: un electricista, un fontanero, un albañil, un montador de muebles… Esta prevención no significa que no nos fiemos de esta persona. Simplemente, queremos que este trabajador tenga perfectamente claro qué hay que hacer y cómo queremos que se haga, para evitarnos sorpresas posteriores de difícil arreglo. Es una medida lógica porque sentimos este espacio como algo propio, y por tanto estamos dispuestos a hacer un esfuerzo para asegurar que el trabajo se realice de forma impecable, porque valoramos en su justa medida la preservación de un entorno con un enorme valor patrimonial y emocional para los que vivimos en él. Es una cuestión de sentido común, responsabilidad y aprecio por el hogar que acoge a nuestras familias. La pasada semana, un grupo de o