¿Exportar la democracia?
Publicado en el Diari de Tarragona el 24 de agosto de 2014 Uno de los mantras que ha adornado la política exterior norteamericana desde la II Guerra Mundial ha sido su presunta vocación por extender la democracia a todos los rincones del planeta, aunque este recurso haya servido en numerosas ocasiones para tapar objetivos mucho menos desinteresados. Es cierto que EEUU ha considerado habitualmente que los sátrapas que se ponían de su lado eran menos sátrapas que los demás, pero si queremos ser justos debemos reconocer el esfuerzo de la Casa Blanca por instaurar sistemas más o menos democráticos tras sus últimas campañas militares contra regímenes dictatoriales. Lamentablemente, la mayor parte de esos intentos han terminado como el rosario de la aurora. ¿Cuál es el factor que hace tan complicada la implantación de un régimen de libertades en determinados territorios? Winston Churchill afirmaba acertadamente que la democracia es el menos malo de los sistemas posibles. Evidentemente. Sin