Al pan, pan
Publicado en el Diari de Tarragona el 24 de noviembre de 2013 Hace un par de años llegó a mis oídos una divertida anécdota sobre el difunto Conde de Barcelona. En cierta ocasión decidió invitar a un nutrido grupo de conocidos para compartir una jornada marinera por las costas del Cantábrico a bordo del Giralda, su motovelero de dos mástiles construido en los años cincuenta en unos astilleros escoceses. Entre los convidados se encontraba, pese a no ser un íntimo de Don Juan, un diplomático con tan brillante capacidad para la ironía como escaso interés por el arte de la navegación. Al poco de zarpar, el invitado señaló a los presentes: “miren cuántos delfines hay a la derecha”. El padre del rey, adoptando un tono paternalista, le corrigió: “a bordo no se dice derecha sino estribor”. Poco después, una maniobra exigió la colaboración de los presentes y el diplomático preguntó: “¿qué hago con esta cuerda?”. El conde, visiblemente molesto, contestó: “¡a bordo no se dice cuerda sino cabo!”.