Las cosas claras
Publicado en el Diari de Tarragona el 28 de octubre de 2012 Las democracias más avanzadas tienen instituido que los comicios vengan habitualmente precedidos por una larga serie de debates entre los candidatos. No se trata de un deseo morboso por ver cómo los políticos se zurran la badana, sino de un lógico interés por comprobar cómo se desenvuelven en un entorno mucho menos controlado que un mitin. Normalmente, la calidad democrática del país suele ser inversamente proporcional al grado de atenazamiento normativo con que los asesores de los políticos suelen blindar estos duelos. Lamentablemente, los acartonados debates que hemos padecido últimamente confirman la distancia a la que todavía nos hallamos de otros sistemas que deberían servirnos de referencia. Los políticos demagógicos o dubitativos suelen evitar someterse a un formato que les priva de la seguridad de un monólogo perfectamente medido y estructurado, pues la improvisación que en ocasiones se requiere para hacer frente a u