Presión, extorsión y sumisión
Publicado en el Diari de Tarragona el 29 de mayo de 2016 Las habitualmente tranquilas calles del barrio de Gràcia han sufrido esta semana un nuevo azote de violencia urbana. Los de siempre han vuelto a hacerse los amos de las calles barcelonesas, arrasando con todo lo que han encontrado a su paso. Daba igual que fuera un vehículo de limpieza, una entidad bancaria, una motocicleta de un particular, un contenedor de basura, una furgoneta de los Mossos, o el pequeño negocio de un vecino. Estas noches hemos vuelto a comprobar hasta dónde llega la furia irracional de los okupas, un grupo demasiadas veces mimado por nuestras autoridades para tener la fiesta en paz. Incendios, destrozos, heridos, saqueos… En el fondo, esta orgía de piedras y fuego ha sido la simple reacción de este colectivo ante la pérdida de un privilegio desconocido e inmerecido. Por lo visto, la pax barcelonesa que estos días ha saltado por los aires se apoyaba en un chantaje tácito, pagado con el dinero de todos.