La bondad de lo inexorable

Publicado en el Diari de Tarragona el 5 de enero de 2020


"No se va a romper España, ni la Constitución”. Pedro Sánchez iniciaba con estas palabras su discurso de investidura en el Congreso, justo después de que Cayetana Álvarez de Toledo solicitase infructuosamente a la presidencia de la cámara la lectura del pacto entre el PSOE y ERC. Efectivamente, el gobierno de coalición que eventualmente surja de esta tramitación contará con la oposición frontal de un importante sector de la ciudadanía, que reprocha al líder socialista estar dispuesto a todo con tal de seguir en la Moncloa. Esta porción significativa del cuerpo social (cuyo crecimiento imparable ha forzado un pacto que evitase una arriesgada repetición electoral) difícilmente perdonará a Sánchez la incorporación al gobierno de la izquierda radical, la aceptación de la abstención batasuna, o las cesiones políticas al independentismo catalán. 

Consciente de esta realidad, el presidente en funciones dedicó el comienzo de su intervención a justificar el sudoku de siglas que ha debido resolver para garantizarse la investidura: "Después del 10N, no cabía otra mayoría parlamentaria que la que vamos a presentar hoy aquí. Es la voluntad de los españoles y de las españolas. Nuestra opción pasa por asumir la realidad parlamentaria surgida de las urnas". Dicho de otro modo, es positivo porque no hay alternativa. A la fuerza ahorcan. El candidato socialista probablemente cuente con el voto afirmativo de PSOE, Unidas Podemos, Compromís, PNV, Más País, Nueva Canarias, BNG y Teruel Existe (168 escaños), la abstención de ERC y Bildu (18) y la oposición de PP, Vox, JxCAT, Ciudadanos, Navarra Suma, CUP y PRC (164). Por cierto, inolvidable el zasca de Sánchez a los exconvergentes, reprochándoles su alineamiento con Santiago Abascal en el bloque del ‘no’. 

Antes de desgranar su programa de gobierno, el aspirante marcó los dos ejes que definirán la próxima legislatura: por un lado, la justicia social y la defensa de los servicios públicos en el marco de una economía social de mercado, y por otro, la resolución del conflicto político en Catalunya. El primer capítulo se orientará a revertir las inquietantes dinámicas que están ampliando actualmente la brecha social. “Apostamos por un crecimiento compatible con el empleo digno, estable y competitivo". Probablemente será aquí donde la presencia de Unidas Podemos se perciba con mayor intensidad: derogación de la última y controvertida reforma laboral, aumento de la presión fiscal a las clases acomodadas, elevación del salario mínimo, etc. 

El segundo gran objetivo de gobierno será resolver -o atemperar- la crisis catalana, retomando el diálogo político para superar “la deriva judicial que tanto dolor ha causado”. Pedro Sánchez recordó la necesidad de someterse al marco legal, pero salpimentó su discurso con varios conceptos que serán esenciales en el diseño de un modelo viable: interdependencia, soberanía compartida, respeto, empatía... "Nuestros hijos y nietos merecen vivir en un país unido en su diversidad". Ojalá se consiga.

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