Extraños en un tren

Publicado en el Diari de Tarragona el 8 de diciembre de 2013


El salón de actos de la Cambra de la Propietat de Tarragona acogió el pasado martes un encuentro verdaderamente singular, organizado por las muy activas asociaciones Mou-te y Pdf.camp (Plataforma per la Defensa d’un Ferrocarril Públic i de Qualitat). Durante los últimos años se ha debatido mucho sobre el futuro ferroviario de nuestras comarcas en innumerables foros, y ya son muchos los ciudadanos aburridos y saturados con este tema. Ciertamente, es difícil mantener el interés ante algo tan poco conmovedor como un tren, salvo que uno sea un personaje de “Crueldad intolerable” de los hermanos Coen (el que la haya visto ya me entenderá). Sin embargo, nos encontramos ante un tema de trascendencia indudable, y el acto de esta semana puede significar el arranque de la clarificación en este aparentemente interminable debate.

Como decía, los ciudadanos que tuvimos el placer de asistir a este encuentro pudimos disfrutar de un espectáculo insólito: representantes de los principales ayuntamientos de la comarca (Tarragona y Reus incluidos, obviamente), de sus cámaras de comercio, de sus asociaciones de vecinos, de la autoridad portuaria, de los colegios profesionales… todos a una, defendiendo un mismo proyecto ante el secretario de infraestructuras de la Generalitat, Ricard Font, presente en la sala. Más allá de que unos hablasen de Tarragona y otros del Camp (qué menos) la demostración de unidad fue extraordinaria.

Para aquellos que nunca hemos creído en la temporalidad del Tercer Fil (la promesa sobre la provisionalidad de una infraestructura tiene la misma fiabilidad que el vaticinio de una quiromante) la constatación de que este proyecto es el único viable a día de hoy para responder a las lógicas demandas del Port y de la industria química tiene un regusto a oportunidad perdida. La construcción de esta vía aparca sine die -probablemente para toda una generación- la aspiración de liberar nuestra desaprovechada fachada marítima, un objetivo titánico que requería una determinación inquebrantable que lamentablemente no se ha producido. Lo único que se puede pedir es que aquellos que han callado durante estos años no tengan la desvergüenza de quejarse cuando dentro de veinte años la barrera ferroviaria que nos separa del mar siga ahí: el que no ha estado dispuesto a poner la cara para que se la partan, que luego no proteste.

Una vez superado este capítulo, el diseño ferroviario previsto para Tarragona hasta la pasada semana, pensado básicamente para el transporte de mercancías, no sólo tenía consecuencias evidentes en el concepto de ciudad de cara a las próximas décadas, sino que también suponía el certificado de defunción para la actual estación urbana tal y como la conocemos. Ciertamente, el panorama a medio plazo que se abría ante los ojos de los usuarios daba más miedo que Montserrat Caballé en el anuncio de la lotería: la desconexión de las estaciones del Camp de Tarragona al Corredor del Mediterráneo afectaría al 60% de los servicios actuales, los trenes regionales convencionales seguirían circulando por la colapsada ruta de Vilanova, nuestras estaciones urbanas serían las únicas del corredor sin conexión de los servicios de largo recorrido/velocidad alta y cercanías, la ciudad de Tarragona sería paradójicamente la capital catalana más cercana físicamente a Barcelona (88 km) y la más alejada temporalmente (70 minutos), etc.

La alternativa propuesta por Mou-te y Pdf.camp, aparentemente bien recibida por las instituciones públicas, supone una solución asequible y rápida para el futuro próximo de nuestro ferrocarril. En resumen (si no lo entendí mal) se trata de alargar el Tercer Fil desde Vilaseca hasta Reus, y conectarlo con la línea de alta velocidad a la altura del Arboç. Así se lograría que los servicios regionales de velocidad alta (Avant) llegasen a las estaciones del Camp de Tarragona, lo mismo ocurriría con algunos trenes de largo recorrido del Corredor del Mediterráneo (Euromed, Talgo, etc.), los tiempos de llegada a Barcelona se reducirían considerablemente, se mantendrían las conexiones de largo recorrido/velocidad alta con cercanías, etc. La propuesta no plantea problemas: es viable, barata y eficaz. Eso sí, como muy bien dejó caer el presidente de la Cambra de Comerç de Tarragona, Albert Abelló, algo falla cuando hace falta juntar a todos para reclamar lo que es obvio. Es lo que hay.

Si desde las instituciones no nos mienten, todo apunta a que éste será el diseño de nuestra red ferroviaria dentro de muy pocos años. El asunto no está zanjado y habrá que seguir peleando para conseguir que dos pasajeros aparentemente extraños, el sector químico y el usuario particular, puedan disfrutar simultáneamente de un modelo inicialmente concebido para el primero y abierto ahora al segundo. Por otro lado, este plan deberá venir acompañado de otras medidas adicionales: dignificación de las actuales estaciones, reapertura de la línea entre Roda de Bará y Perafort para el tráfico de mercancías con el fin de descongestionar el sistema, etc.

Hasta la fecha, el motivo que habitualmente han objetado las instituciones supramunicipales para disculpar las carencias en infraestructuras de la provincia de Tarragona ha sido la falta de unanimidad entre los diferentes agentes implicados: primero os ponéis de acuerdo y luego nos contáis. Pues bien, esa unidad ya se ha explicitado y ahora la pelota está en su propio tejado: veremos si el razonamiento que explicaba su desprecio inversor era un argumento honesto o sólo una excusa de mal pagador.

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