Génova 13, Defcon 1

Publicado en el Diari de Tarragona el 30 de junio de 2013

El jueves por la tarde echaba la mente a volar mientras leía las últimas crónicas que llegaban desde la Audiencia Nacional. Imaginaba la sede central del PP colapsada por el estridente sonido de las sirenas de seguridad, mientras una turba de corbata y gomina corría como pollo sin cabeza por unos pasillos apenas iluminados por las luces de emergencia. ¡El fiscal acaba de solicitar el ingreso en prisión de Bárcenas! El sonar ha detectado el lanzamiento de un torpedo contra la línea de flotación del partido y ya sólo cabe rezar. ¡Inmersión, inmersión! Las destructoras de papel no dan abasto y el ambiente se ahoga con un creciente hedor a motor eléctrico quemado. ¡Necesito un técnico! Dependiendo de cómo termine el asunto, puede que nadie se atreva a donar un duro durante los próximos años. Algunos osados becarios preguntan ingenuamente dónde sería posible hacer una hoguera con la documentación presuntamente comprometedora, mientras los dirigentes más expuestos ya han salido a toda velocidad hacia el parking para huir de la zona cero en sus tintados coches oficiales. ¡Dicen que el juez lo va a mandar a Soto del Real! Un ruido de helicóptero se cuela por las ventanas, y algún paranoico intenta seguir su vuelo ocultándose aterrado entre las persianas venecianas. Se abren las puertas automáticas del ascensor, ocupado por un hombre con los ojos fuera de sus órbitas y una caja de documentos entre sus manos. Dirige a los presentes una mirada de desconfianza y comienza a aporrear el botón de otra planta hasta que las puertas se vuelven a cerrar. ¡Venga, venga! Las pantallas que cubren las paredes emiten incansablemente la imagen del furgón de la Guardia Civil llegando a la prisión, mientras un grupo de inquietos afiliados observa la escena con un nudo en la garganta y sudor en la frente. ¡Que alguien suba el volumen! Los más inseguros intentan pensar en voz alta, con esa incontinencia verbal que nace del miedo, procurando adivinar las consecuencias de una información que ni siquiera ellos mismos conocen pero intuyen. ¿Cantará? Pues claro que cantará. ¿Pero cuándo? Nadie se atreve a contestar, hasta que un viejo y leal oficinista decide romper el tenso silencio con gesto de derrota: qué más da…

Imaginaciones al margen, el panorama que se presenta ante la familia popular es ciertamente complejo. Según los medios que han cubierto el caso, Bárcenas llevaba varios días bordeando sus límites de resistencia, mientras los músicos mediáticos comenzaban a afinar sus instrumentos para la cantata final. Los más optimistas aseguran que el nuevo pijama de rayas del extesorero, nombrado hace apenas cinco años por el propio Rajoy, puede precipitar los acontecimientos al destapar una caja de Pandora que aireará la partitocracia comisionista que nos gobierna desde hace décadas. El gobierno y su partido guardan silencio, probablemente escarmentados con las ocurrencias de un Demóstenes Floriano que falla más que una escopeta de feria. Sin embargo, un dato inquieta ahora a los analistas: la fiscalía, habitual abogada defensora de personajes poderosos y bien relacionados, solicitó el jueves el encarcelamiento incondicional para Bárcenas, yendo más allá de la propia acusación particular que sólo reclamaba prisión con fianza para el sinvergüenza. ¿Por qué?

Teoría 1, menos lobos Caperucita: cuando uno amaga constantemente y nunca termina de pegar, suele acabar generando dudas sobre su verdadero poder. Puede que la dirección popular haya llegado a la conclusión de que la documentación de Bárcenas no tiene el menor valor judicial, aunque pueda hacerles daño políticamente. Pero en España eso nunca será un problema: que se lo digan al PP valenciano…

Teoría 2, pues ahora dos tazas: las amenazas de Bárcenas presuponían su convicción sobre la capacidad del gobierno para librarle de la cárcel. Tal y como se han puesto las cosas, Moncloa quizás ha asumido que jamás podrá proteger a su antiguo gerente como lo hace con la Infanta, pero sí podrá ganarse su silencio demostrando que puede hacer lo contrario, es decir, complicarle tremendamente su futuro a él… y a su mujer.

Teoría 3, que sea lo que Dios quiera: el juez Ruz tenía argumentos sobrados para mandar a Bárcenas a prisión, tal y como queda reflejado en su auto del pasado jueves, y además contaba con el respaldo de la acusación particular. Bastante tocada está la fiscalía con los casos Nóos y Blesa como para echar el resto en un asunto perdido de antemano. Una cosa es gastar prestigio y otra dilapidarlo.

Teoría 4, ha llegado el día de la purificación: un conocido periodista, experto en el caso Gürtel, ha declarado que el asunto Bárcenas puede acabar con toda una generación de políticos populares. Siendo así, cabe que un conocido y ambicioso dirigente del PP haya aprovechado su control sobre la fiscalía para purgar el partido y erigirse en salvador del centro-derecha, una jugada que cuenta con el apoyo del sector más joven del PP.



Nos enfrentamos a un proceso que puede provocar la voladura descontrolada del partido del gobierno y su entorno económico, aunque las recientes experiencias con Emilio Botín, Miguel Blesa o la Infanta Cristina ponen en cuestión la viabilidad empírica de acceder judicialmente a determinados estratos del poder. ¿Será Bárcenas el cabeza de turco que expié las culpas todos los demás, o podemos aspirar a un poder judicial que no se detenga ante nada ni ante nadie? Esperamos la respuesta.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El beso

Una moto difícil de comprar

Bancarrota