Olula del Río y Jordi Pujol

Publicado en el Diari de Tarragona el 15 de enero de 2012

Hace unos pocos días, las televisiones de todo el país abrieron sus informativos hablando de un pequeño pueblo de seis mil habitantes, situado en la comarca andaluza de Almanzora. Los que jamás habíamos oído hablar de Olula del Río tuvimos el placer de conocer la existencia de este lugar gracias a que fue aquí donde vino al mundo el padre de Carme Chacón. ¿Qué acontecimiento provocó la súbita celebridad mediática de una remota población del norte almeriense?

Pues la decisión de la antigua ministra de defensa de arrancar allí su candidatura a la secretaría general del PSOE, en pugna con el último aspirante socialista a la presidencia del gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. Arropada por algunos compañeros de aventura política (Leire Pajín, José María Barreda, Pedro Zerolo…) la aspirante se postuló para encabezar la larga travesía del desierto que el PSOE tiene por delante: "Necesitamos levantarnos y caminar ya. Lo necesitamos nosotros, y también lo necesita España". ¿Por qué Carme Chacón presentó su candidatura en Andalucía?

Probablemente porque a la ambiciosa dirigente de Esplugues de Llobregat, que intenta ser reconocida por los socialistas españoles como su nueva comandante, le conviene estratégicamente no aparecer excesivamente vinculada al PSC (y eso que el perfil no nacionalista que necesita para optar a la secretaría general tiene mucho terreno ganado, después de haber pasado varios años rodeada de tanques, tricornios y cabras legionarias). ¿Qué tiene el PSC para provocar semejante recelo entre sus compañeros del PSOE?

Aunque algunos desearían atribuirlo a la dichosa catalanofobia, mi impresión es que han sido muchos los dirigentes del PSC que han dado motivos más que sobrados para ser considerados un grupo con tendencia a ir por libre, y eso en las grandes agrupaciones jerarquizadas nunca está bien visto. Recordemos el empeño de algunos por tener grupo propio en el Congreso, o por reafirmar constantemente su independencia orgánica del PSOE. Además, la primacía del debate territorial sobre el social ha hecho mucho daño al zapaterismo, algo que una inteligente Chacón no deja de repetir. ¿Por qué el PSC no tiene un discurso territorial similar al del PSOE?

Pues porque el PSC fue fruto de la unión de diversos partidos de la izquierda catalana durante la Transición, como el Partit Socialista de Catalunya-Congrés (antigua Convergència Socialista de Catalunya) y el Partit Socialista de Catalunya-Reagrupament (ambos de carácter nacionalista. En ese sentido, la asunción del modelo territorial de Alfonso Guerra o José Bono causaría un terremoto político en la formación liderada por Pere Navarro. Entonces ¿cuál es el motivo por el que el PSC no abandera un discurso abiertamente nacionalista?

La razón habría que buscarla en el tercer partido fundacional del PSC, la federación catalana del PSOE, que aportó (y aporta) un inmenso caudal de votos a la formación unificada. Los análisis geográficos de los resultados electorales demuestran que el PSC disfruta de un respaldo abrumador en los núcleos de población que crecieron durante el siglo pasado al calor de la emigración procedente del sur de España, cuyas ansias de liberación nacional catalana son más que dudosas. Siendo así, ¿por qué no se separan amistosamente, para presentarse como dos partidos con perfiles políticos diferenciados?

En mi opinión, porque hace décadas que los líderes del PSC se comportan como adolescentes. Todos sabemos que madurar supone optar entre diferentes alternativas, y decidir conlleva siempre renunciar a alguna cosa. Pues bien, los máximos dirigentes del PSC no quieren renunciar a nada: ni a su ideología marcadamente catalanista, ni a los cientos de miles de votos que los socialistas no nacionalistas les aportan. Así se pasan la vida amagando sin pegar, amenazando al PSOE con romper amarras con mucho cuidado de no hacer daño de verdad, no vaya a ser que a Ferraz se le ocurra presentarse por libre en Catalunya, y todos terminen perdiendo sus sillones. ¿Por qué están convencidos de la imposibilidad de vencer a CiU por separado?

Pues porque no existe espacio electoral suficiente en Catalunya para tantos partidos de izquierda, porque nuestro sistema electoral penaliza a las opciones políticas que se presentan de forma atomizada, y porque la derecha catalana se encuentra sumamente concentrada en dos partidos. El principal de ellos, CiU, disfruta de un potente suelo electoral que impide a sus adversarios dedicarse a la lírica, y convierte en electoralmente suicida cualquier intento de desligar “las dos almas del PSC”, ese bonito término para definir poéticamente la electoralmente interesada esquizofrenia de los socialistas. ¿Cómo consiguieron los convergentes convertirse en una formación esencial en el complejo panorama ideológico catalán?

Muy probablemente, gracias a la labor política de Jordi Pujol, que además de comandar razonablemente bien la Generalitat durante décadas, consiguió atraer hacia sí muchos votos de su periferia ideológica (desde independentistas del entorno de ERC a autonomistas cercanos al PP) mediante una calculada ambigüedad que ha pasado a mejor vida. En conclusión, y por paradójico que pudiera parecer, cabe la posibilidad de que hoy todos conozcamos Olula del Río gracias a las habilidades políticas de Jordi Pujol. El alcalde de la población se ha mostrado entusiasmado con la repercusión mediática lograda por la localidad. Pues ya sabe: quizás debería nombrar al Molt Honorable hijo adoptivo del pueblo…

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