Tania de Troya

Publicado en el Diari de Tarragona el 15 de febrero de 2015


La izquierda madrileña está más revuelta que nunca. Todos contra todos. Esperanza Aguirre observa el espectáculo desde su palco con gesto de satisfacción. Quizás le venga a la memoria una frase pronunciada hace ya dos milenios: "Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede perdurar”. La actual batalla tiene dos frentes abiertos, y aunque el choque en el seno del Partido Socialista de Madrid es la estrella en los medios, parecen más interesantes los trabajos de zapa en los sótanos de IU.

Puestos a remontarnos a la antigüedad, ahora que lo griego está de moda, parece sencillo encontrar cierto paralelismo entre los últimos movimientos de Tania Sánchez y los poemas homéricos que narran la guerra de Troya. En mi opinión, no creo que el papel asumido por la dirigente madrileña sea el de la bella Helena (involuntaria causante de la contienda) ni el de la diosa Atenea (que colaboró en la construcción del ingenio que derrotó a Príamo, rey de los troyanos). Más bien, considero que el personaje más parecido a Tania Sánchez es el propio caballo, dicho sea con todo respeto.

La justificación de esta metáfora requiere refrescar un poco la memoria. En contraste con la extensa experiencia académica de algunos líderes de Podemos, el bagaje profesional de la diputada autonómica antes de dedicarse a la política es más bien modesto: trabajó repartiendo publicidad, como camarera, y en dos narcosalas del extrarradio madrileño. Intentó prosperar logrando que la contratasen como asesora en el ayuntamiento de Rivas, donde la representación de IU recaía casualmente en su padre. Poco después, siendo ya ella también concejal, padre e hija firmaron adjudicaciones millonarias en favor de una empresa administrada por su hijo y hermano respectivamente. Todo muy casual. De allí saltó a la Asamblea Madrileña, llegando incluso a postularse como nueva coordinadora general de IU en la comunidad. La aventura terminó en fiasco y su candidatura quedó en último lugar.

En ese momento se produce un hecho que cambia completamente su vida: Pablo Iglesias la invita a su programa La Tuerka y comienzan a salir juntos. Él participa desde hace años en debates televisivos como “Al rojo vivo” o “El gato al agua”, y ella toma su mano para emprender el mismo camino. Con el paso del tiempo se destapa como una brillante tertuliana, y en pocos meses la candidata menos votada de un partido testimonial se convierte en toda una estrella mediática. Gracias a la inestimable ayuda de La Sexta, su creciente popularidad alcanza tales cotas que en 2014 vence con toda claridad en las primarias de IU para ser cabeza de lista en las próximas elecciones autonómicas. Y entonces llega lo mejor: pocas semanas después de su triunfo, anuncia que abandona el partido y anima a sus militantes a fundar con ella un nuevo proyecto de la mano de Podemos.

No hace falta ser demasiado conspiranoico para intuir en esta secuencia de hechos un plan preconcebido para fagocitar IU. Persiste la duda sobre quién lleva el manillar en este tándem, aunque hay quien sospecha que Pablo Iglesias ha jugado en esta obra el papel de Odiseo, maquinador de la estratagema para conquistar a sus adversarios. El hecho es que parecen perfectamente justificados los lamentos de Cayo Lara, afirmando que Podemos ha lanzado una OPA hostil para hacerse con sus bases. Lo llamativo del caso es que este previsible intento de absorción haya pillado a la dirección de IU por sorpresa: la lógica sugiere que el principal problema de un partido de nuevo cuño es su necesidad de pescar votantes en caladeros preexistentes, y a nadie se le escapaba cuál era la primera bolsa de simpatizantes que los recién llegados debían esquilmar.

Algunas filtraciones sugieren que varios dirigentes de IU advirtieron a sus camaradas sobre las oscuras intenciones que ocultaba su estrella emergente. De hecho, al igual que sucediera hace tres milenios frente a las murallas de Troya, los líderes de la ciudad tuvieron que debatir sobre qué hacer con la deslumbrante figura que había aparecido junto a sus puertas. Finalmente volvieron a triunfar los ilusos y el caballo fue introducido al interior. En ese mismo momento firmaron su sentencia de muerte. Impagable la cara de Príamo que se le quedó al pobre Cayo Lara en su rueda de prensa tras la renuncia de Tania Sánchez. Juego, set y partido.

Probablemente, el principal reto a nivel estatal que afronta este movimiento aglutinador de extrema izquierda en las próximas elecciones de mayo sea la conquista de Madrid. En ese contexto, resulta llamativo que Podemos apueste (directa o asociativamente) por una persona que encarna de forma paradigmática los viejos modos de hacer política: raquítica experiencia profesional, acceso a las instituciones por vía sanguínea, acusaciones de abrevar a sus familiares directos con dinero público… ¿Qué diría Pablo Iglesias si un partido rival presentase a un candidato con semejante historial? En un reportaje publicado hace un par de semanas, un colaborador de Podemos intentó defenderse torpemente con una sintomática comparación: Errejón y Monedero son los peones, Pablo Iglesias es el rey… y Tania Sánchez es la reina. ¿Acaso estamos asistiendo al alumbramiento de un nuevo matrimonio Kirchner en versión ibérica?

La ruptura que se ha producido en Madrid ha logrado que el baile desconfiado que mantenían hasta ahora Podemos e IU se convierta abiertamente en una guerra sin cuartel. Apenas acaba de empezar, pero intuyo que todos sospechamos la identidad del perdedor.

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