No es personal, sólo son negocios

Publicado en el Diari de Tarragona el 13 de mayo de 2012

El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, ha decidido romper el idilio de gobierno que permitió al socialista Patxi López alcanzar el palacio de Ajuria-Enea hace ahora tres años. La designación de un no nacionalista como presidente del Gobierno Vasco supuso un hito histórico para una institución presidida ininterrumpidamente por lehendakaris del PNV desde los tiempos de la República: José Antonio Aguirre, Jesús María de Leizaola, Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe. El giro emprendido por Basagoiti, con el visto bueno de Génova, echa por tierra el deseo de López de agotar su primera y, con toda probabilidad, única legislatura al frente del ejecutivo autónomo. Debe reconocerse que la mayoría que PP y PSE ostentaban en el parlamento de Vitoria era una efímera ilusión artificial, fruto de una ley de partidos que mediatizaba la composición lógica de una cámara representativa que en absoluto era reflejo de la realidad social que la sustentaba. Todas las encuestas auguran un claro triunfo nacionalista en los próximos comicios, en los que asistiremos a una dura pugna entre el tradicional Partido Nacionalista Vasco (económicamente conservador y moderadamente soberanista) y la ficticiamente novedosa candidatura de Amaiur (socialmente de izquierdas y nítidamente independentista). Cabría preguntarse cuáles han sido las verdaderas motivaciones que se han ocultado debajo de este quiebro estratégico del PP, con el que probablemente se dará carpetazo al objetivo tanto tiempo deseado por socialistas y populares de contar con un lehendakari “Spain friendly”.

Podría argumentarse que el plantón de Basagoiti se deriva directamente del necesario proceso de desapego que todas las coaliciones de gobierno internamente impopulares se ven obligadas a acometer cuando se acercan las elecciones. El pacto PSE-PP era un acuerdo ideológicamente forzado, sólo explicable por la empatía que surgió entre las principales víctimas de la violencia de ETA, por la conveniencia de emprender un final del terrorismo desvinculado de las exigencias nacionalistas, y por la necesidad histórica de relevar al PNV en un gobierno que empezaba a parecer de su propiedad por derecho divino. Frente a esta hipótesis, parece demasiado pronto para iniciar el numerito de los Pimpinela (todavía resta un año para el final de la legislatura), y además, son los socialistas y no los populares los que más incomprensiones internas han padecido por el pacto de gobierno.

También cabría razonar, como ha hecho el propio Basagoiti, que no tiene sentido mantener el respaldo del PP a un ejecutivo autónomo que pretende impugnar aquellas medidas de la Moncloa que puedan menoscabar las competencias vascas. Dando por hecho que la ruptura del pacto desembocará en nuevos comicios, y que todas las previsiones aseguran una próxima cámara mayoritariamente nacionalista, ¿quién puede creer que el gobierno entrante admitirá sumisamente que Rajoy invada su parcela de poder? ¿Van a dar en bandeja la lehendakaritza al PNV o a Bildu porque el PSE es demasiado autonomista?

Una de dos: o bien Antonio Basagoiti se ha vuelto definitivamente loco y piensa que podrá gobernar tras las nuevas elecciones, o bien el PP ha apostado claramente por un futuro lehendakari del PNV. A nadie se le escapa que un nacionalista en Ajuria-Enea puede complicar la consecución de diversos objetivos estratégicos de los populares en diferentes frentes: exclusión o admisión de aspectos políticos en el tratamiento del final del terrorismo, impugnación o consolidación del actual marco político vasco, sometimiento o choque de trenes ante posibles roces competenciales… ¿Por qué favorece el PP un adelanto electoral? Como dijo Bill Clinton, “es la economía, idiota”. No parece haber sucedido nada especialmente grave capaz de empañar, de la noche a la mañana, la tradicional cercanía personal entre socialistas y populares vascos, habituados durante años a caminar de la mano tras los féretros de sus correligionarios. El cambio de estrategia no se debe a un empeoramiento de sus relaciones, sino a la evidencia de que el gobierno de Vitoria se ha convertido en la segunda piedra en el zapato económico de Rajoy: Génova no ha conseguido defenestrar a Griñán, pero López depende de ellos, y con un lehendakari peneuvista será mucho más fácil compartir criterios presupuestarios, la única prioridad actual de la Moncloa.

Este fin de semana el PP vasco celebra su congreso, y la ponencia política se ha encargado de allanar el camino para esta nueva etapa: abre la posibilidad de reformar el Estatuto de Gernika, reafirma su predisposición a la reinserción de los presos de ETA y la derogación de la política de dispersión tras la disolución de la banda, etc. Una carta de amor en toda regla, especialmente si comparamos su lenguaje con el que se estilaba en la época de Mayor Oreja, cuando los nacionalistas nacían con cuernos y rabo en los oscuros aquelarres de Zugarramurdi. “Creemos que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa”, declara el texto, dejando la puerta abierta al acuerdo con quien será, con toda seguridad, la única alternativa de gobierno a Bildu tras las próximas elecciones autonómicas. Al margen de las peleas de rigor, más o menos sobreactuadas, la derecha suele acabar arrimándose a la derecha, tenga la bandera que tenga. No hace falta poner ejemplos.

Comentarios

  1. Al último gobierno, hace más de 3 años, le vaticiné, como mucho, una legislatura y seguramente menos. También dije que el PP sería la única vez que vería el poder en muchos años.
    Quizás me equivoque y vuelvan a gobernar con el PNV por la deriva que está llevando. De lo que creo estar seguro es que, gane quien gane, ETA volverá a matar.
    1º.- Bildu, Amaiur o como quiera que se llame, tendrá mayoría, aunque no absoluta. Si gobiernan con el PNV o cualquier otro socio, declaran la independencia. Necesitan a ETA como ejército.
    2º.- La izquierda abertzale siempre se ha mostrado a favor de que gobierne la lista más votada por lo cual, si no gobiernan, necesitan a ETA ya que, se enfadarán porque no gobierna la lista más votada.
    Por lo tanto:

    BILDU+EA+PNV = X
    PP+PSE = X
    PNV+(PP ó PSE) = X
    BILDU+PSE = X
    PP+PSE-PNV+-BILDU+-EA*2(PSE+PNV)/((EAJ+EA)^4> 5^20!) *PI^2(RO*17+2PIR)/365 = X

    donde X=ETA vuelve

    Un abrazo Dánel

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  2. Quizás yo sea un ingenuo, pero me cuesta creer que ETA vuelva a matar. Tampoco creo que sea un proceso sencillo, pero una marcha atrás de semejante calibre... lo dudo. Ojalá te equivoques, querido Pedro, aunque nunca se sabe. Un abrazo

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