El paraninfo futbolístico


Publicado en el Diari de Tarragona el 4 de diciembre de 2022


Esta semana he recibido un listado con diez frases memorables, pronunciadas a lo largo de los años por diversas estrellas del fútbol internacional. Ciertamente, en este mundillo abundan los entrenadores reflexivos que nos regalan citas sumamente interesantes (Valdano, Klopp, Di Stéfano, Guardiola, Bielsa…), que frecuentemente contrastan con las singulares declaraciones de sus pupilos. Sin duda, poner un micrófono delante de un astro del balón constituye un deporte de alto riesgo, pues no es raro que termine brindándonos algún despliegue de erudición no apto para todos los públicos. He sido incapaz de resistirme a compartir esta antología del disparate, que no intenta ser ofensiva en modo alguno, aprovechando que este deporte universal se ha convertido estas semanas en el foco de atención de medio planeta.

Podríamos ordenar este conjunto de citas empezando por aquellas que echan la mirada atrás, recordando los tiempos en que estos futuros ídolos no eran más que unos críos, y frecuentemente se sentían minusvalorados por practicar una disciplina poco exclusiva. Resulta imposible no enternecerse escuchando el lamento del exmadridista Sergio Ramos, un tipo cuyo historial de entrevistas permitiría llenar varios artículos como éste: “Cuando éramos niños, a muchos amigos les gustaba el baloncesto y a otros el básquet”. En la variedad está el gusto.

Aun así, algunos de estos chavales persistieron en su sueño, muchas veces gracias a la paciencia y el apoyo de sus familias. El camino de un deportista de élite no es fácil, y cuando se conquista el éxito, resulta procedente mostrar pública gratitud hacia quienes les respaldaron en este disciplinado e ingrato itinerario, como hizo de forma un tanto curiosa el delantero italiano y campeón mundialista Alessandro Altobelli: “Quiero agradecer mi carrera a mis padres, en especial a mi padre y a mi madre”.

Dentro de los muchos retos que debe afrontar un futbolista profesional, destaca un trabajo constante y concienzudo por mantener y mejorar el estado físico. Cada vez son más los que asumen que este objetivo pasa necesariamente por cuidar la alimentación, como entendió perfectamente (bueno, en realidad, más o menos) el delantero uruguayo Gustavo Biscayzacú: “Sí, me siento muy bien físicamente, entre otras cosas, gracias a la dieta que me proporcionó mi nutricionista, basada en hidrocarburos”. No entiendo cómo el Nàstic sigue en Primera RFEF.

También es cierto que el factor genético influye de manera decisiva en las capacidades de cualquier deportista. Todavía se recuerda el derroche de potencia que demostró Reinaldo Carlos Mostaza Merlo, el mediocampista del River Plate, tras un partido apoteósico del equipo argentino. Al acabar, el periodista José María Muñoz, absolutamente entusiasmado con su juego, le preguntó metafóricamente cuántos pulmones tenía. Mostaza se encogió de hombros y contestó: “Pues uno, como todo el mundo”. Vaya pregunta…

Aunque uno cuente con un talento y físico innatos que contribuyan al triunfo deportivo, todos los especialistas coinciden en destacar la importancia de mantener la tensión competitiva y el deseo de superación, un estado de ánimo que no es sencillo preservar cuando se milita en grandes equipos, que convierten en una rutina la victoria colectiva y el éxito personal. En efecto, como dijo el delantero bonaerense Carlos Tévez, “a medida que uno va ganando cosas, se hamburguesa” (sic).

Efectivamente, los futbolistas de élite viven instalados en un ritmo de vida que resultaría inimaginable para la mayoría de los mortales: sueldos multimillonarios, mansiones descomunales, vehículos prohibitivos, viajes transcontinentales… Aun así, sobre este último aspecto, parece que algunos deportistas no acaban de situarse en un mapamundi, pese a haberlo recorrido en infinidad de ocasiones a bordo de sus jets privados. Para la posteridad quedó el análisis previo de Edinson Cavani sobre un partido trascendental de la selección uruguaya: “Respetamos a Jamaica. Nunca se debe subestimar el poderío físico de las selecciones africanas”. El colmo del caso es que se trataba de un encuentro de la Copa América 2015.

Hablando de temas geográficos, también resultó llamativa la contestación del lateral izquierdo chileno Francisco Ulises Rojas, ‘Murci’, cuando le preguntaron sobre el supuesto interés de un equipo extranjero por ficharle. “Bueno, sobre el país no puedo contarles nada… sólo puedo adelantarles que se trata de un equipo brasileño”. Todavía hoy, algunos habitantes del mayor país de América Latina siguen preguntándose si son una comarca o un hemisferio.

En realidad, contar con más o menos conocimientos no es lo realmente grave, puesto que la ignorancia que todos padecemos en múltiples campos nunca debería considerarse una vergüenza sino un reto. Lo verdaderamente ridículo suele ser el intento por pasarnos de listos, pues se trata de un fenómeno circular, donde la obsesión por parecer los más brillantes suele convertirnos frecuentemente en el más tonto entre los tontos, una lamentable situación de la que todos supongo que hemos sido alguna vez protagonistas (yo, al menos, en innumerables ocasiones).

Así, por ejemplo, se cubrió de gloria el jugador uruguayo del Cobresal (¿qué pasa en Uruguay?) Nelson Pedetti, cuando quiso poner la guinda a su último gol, con una frase inmortal que merecería ser esculpida en mármol: “Vi al portero estético y se la tiré por arriba: fue un gol de odontología”. Tampoco se quedó corto el delantero germanopolaco Lukas Podolski, integrante de Bayern y Arsenal, cuando quiso dárselas de profundo estratega, con nuestra penúltima perla: “El fútbol es como el ajedrez, pero sin dados”.

Efectivamente, aunque hay quienes intentan machaconamente engalanar este deporte con un aura pseudofilosófica, convirtiendo sus dinámicas en una metáfora insondable que interpela nuestro autoconocimiento y nos conecta con el yo profundo… a mí me sigue pareciendo un juego bastante simple (quizás por ignorancia, no lo niego). Y eso que me reconozco futbolero, siempre que mi querida Real Sociedad esté de por medio. Defender y marcar. Como dijo Ronaldo Nazário: “Perdimos porque no ganamos”. Di que sí.

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