El ocaso de los ‘gorroners’


Publicado en el Diari de Tarragona el 21 de agosto de 2022


Hace unos años publiqué en estas páginas un modesto estudio de campo sobre el acoso que estaban padeciendo diversos sectores, como la hostelería o la restauración, como consecuencia de la proliferación de una legión de auténticos chantajistas virtuales, protegidos por el paraguas que les otorgaba el autoconcedido título de influencers. Fueron varios los profesionales que denunciaron su total indefensión ante estos jetas con móvil, que no dudaban en exigir condiciones más beneficiosas o incluso una invitación para disfrutar de servicios gratuitos, bajo la amenaza de destrozar la imagen pública del negocio con una reseña demoledora si el propietario no accedía a sus pretensiones.

Youtubers, instagramers, tiktokers y demás fauna digital han campado a sus anchas durante los últimos años, conscientes del enorme poder destructivo que tenían en sus manos, capaz de reventar en apenas unos segundos el esfuerzo de años realizado por cualquier pequeño hotel o restaurante. A menor escala cualitativa, pero no cuantitativa, esta amenaza ha tenido también su secuela en forma de infinidad de individuos particulares, con más cara que espalda, que aprovechan diversas plataformas de reseñas como arma desvergonzada para que les inviten a las copas o les ofrezcan una habitación mejor que la contratada. Recuerdo a algún empresario del sector, comentándome cómo algunos clientes llegaban a la recepción mostrando ostensiblemente su móvil con la página de TripAdvisor o Google Reviews abierta: ojito que te crujo.

Como decía, esta panda de gorrones tecnológicos ha usado sus malas artes con total impunidad durante mucho tiempo, sin que nada ni nadie fuera capaz de pararles los pies. Sin embargo, algo parece estar cambiando en este penoso mundillo, al menos si nos atenemos a las últimas noticias que hemos conocido sobre un conocido influencer español.

Borja Escalona es un joven sevillano, afincado en Madrid, responsable de un polémico canal de YouTube. Estos días se ha convertido en protagonista de la actualidad en redes, tras intentar marcharse sin pagar de un restaurante vigués. Por lo visto, no se trata de un episodio aislado. A primeros de agosto provocó un incidente semejante en un comercio de Valencia, de donde quiso llevarse un collar por la cara. Los responsables de este negocio ya denunciaron la actuación del youtuber en el diario Levante: “Entró sin pedir permiso y empezó a probarse cosas. Al final, se despidió con un collar puesto y quería salir de la tienda. La compañera le dijo claramente que tenía que pagarlo y allí empezó la discusión, porque según él nos había hecho publicidad y su promoción vale 3.500 euros. Fue muy maleducado. Nadie contrató a ese chico para publicidad, él quiso hacer ese directo y encima quería llevarse un collar gratis”.

El posterior incidente en Galicia fue prácticamente calcado, con la diferencia de que, en esta ocasión, logró agotar la paciencia de la comunidad digital. Escalona, autoproclamado el “dios del marketing”, acudió al popular establecimiento ‘A Tapa do Barril’ para degustar una de las famosas empanadillas que elaboran desde hace medio siglo. Al acabar, la empleada le pasó la cuenta y él respondió que sólo comía “cosas gratis”, amenazando con que, en caso de persistir en su intento de cobrar lo consumido, sus 35.000 seguidores publicarían reseñas negativas del restaurante, añadiendo incluso que “os va a llegar una factura de mi empresa por 2.500 euros por la promoción que os he hecho”. Con lo que no contaba Escalona era con el carácter de la propietaria, Ana Terzado, una mujer de armas tomar.

Tal y como advirtió el influencer, durante los días posteriores al encontronazo, el local recibió un aluvión de críticas negativas en las plataformas de reseñas. Sin embargo, sus responsables emitieron un comunicado explicando lo sucedido, y las tornas cambiaron de forma fulminante: “Nos llegaron cientos de mensajes en señal de apoyo y de cariño, tanto a mí como a Rebeca (la dependienta que tuvo que sufrir el mal trago), y ése ha sido nuestro mejor regalo”. De hecho, en el momento de escribir estas líneas, ‘A Tapa do Barril’ se ha coronado como el restaurante vigués mejor valorado en TripAdvisor. El incidente fue viralizándose, convirtiendo al youtuber en trending topic, pero en sentido negativo. Viendo que el tiro le estaba saliendo por la culata, intentó arreglar el entuerto señalando que Terzado le había contratado para montar un paripé publicitario. Este comunicado acabó de enervar a la propietaria, quien directamente anunció su intención de denunciarlo ante la policía: "No voy a dejar que un personaje como este se ría de nosotros otra vez". Llegados a ese punto, el “dios del marketing” pidió disculpas públicas con el rabo entre las piernas, pero ya era demasiado tarde.

El escándalo ha sido tan mayúsculo que YouTube y Twitch han expulsado a Escalona de sus respectivas plataformas, lo que constituye el acontecimiento verdaderamente noticiable del episodio. Parece que el pozo de petróleo se ha agotado para el joven sevillano. Ciertamente, la sabiduría popular nos enseña que los despliegues de astucia dibujan con frecuencia una gráfica cíclica: cuando te pasas de listo comienzas a parecer el más tonto. Algo así ha sucedido aparentemente en este caso, que podría servir como ejemplo para frenar los excesos de este tipo de individuos. Sin duda, uno de los problemas éticos que ha padecido internet hasta la fecha es que los comportamientos indeseables eran frecuentemente lucrativos para sus autores, porque lo importante no era el valor de lo aportado sino la mera capacidad para monetizar la popularidad, al margen de que fuera positiva o negativa. El hecho de que las principales plataformas hayan decidido cortar las alas a un personaje con éste permite atisbar, afortunadamente, cierta luz al final del túnel.

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