Un cinturón demasiado holgado

Publicado en el Diari de Tarragona el 14 de noviembre de 2021

La Catalunya del “no a todo” parece haberse cobrado una nueva victoria esta semana. En el marco de la negociación de los nuevos presupuestos, el Govern ha cedido este jueves ante numerosas demandas de la CUP, especialmente en lo referente a varios macroproyectos que asomaban en el horizonte. Pese al ofrecimiento de Salvador Illa como alternativa para sacar las cuentas adelante, el ejecutivo ha vuelto a apostar por los anticapitalistas como socios preferentes. Este nuevo paso atrás se suma a otras iniciativas frustradas del pasado reciente, fruto de las peleas intestinas en el magma independentista, como la ampliación del aeropuerto del Prat. Este proyecto representaba una inversión acordada con el Gobierno central de 1.700 MEUR, que lo convertiría en un hub intercontinental con el doble de pasajeros hasta 2031 gracias a una nueva terminal satélite. Se consolida así la pérdida de competitividad a nivel intercontinental entre el principal aeródromo catalán (con 75 rutas y 45 destinos) y Barajas (con 142 rutas y 75 destinos). De hecho, hace ya varios ejercicios que Madrid supera a Barcelona como ciudad más visitada a escala estatal. Y eso por no hablar de la desorientación estratégica a nivel energético.

La documentación derivada de la negociación presupuestaria recoge, por un lado, la rendición del Govern en la batalla por la designación de la candidatura Pirineus-Barcelona para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno 2030. En octubre del año pasado, el actual President intervino en el 32º Encuentro Empresarial en el Pirineo, celebrado en el Palacio de Deportes de la Seu d’Urgell, donde defendió esta cita deportiva como una oportunidad única para la zona. A pesar de apostar por unos Juegos “con clave sostenible”, tuvo que aguantar públicamente el chaparrón del concejal de la CUP en la localidad y militante de Arran, Bernat Lavaquiol: “¡Pere Aragonès, tú que te haces llamar ecologista, quieres meternos unos Juegos Olímpicos de Invierno en un momento de emergencia climática!”. Justo un año después, la Generalitat retira de los presupuestos la partida preparatoria para esta cita. Dos ciudades más ya han presentado sus proyectos para la celebración de este evento, Sapporo y Salt Lake City, y el frenazo impuesto por los cupaires representa un suicidio en toda regla en esta competida y exigente carrera.

Más de cerca nos toca la descabalgada que los antisistema han arrancado a republicanos y neoconvergentes en el Centre Recreatiu i Turístic de Vila-seca i Salou, cuya construcción estaba prevista junto al parque temático PortAventura. Hace unos días, el secretario nacional de la CUP remitió un documento a su militancia, donde podía leerse lo siguiente: “Tenemos el compromiso del Govern de que tanto la partida que hace referencia al Hard Rock como la que hace referencia a los trabajos por la candidatura de los JJ.OO. serán retirados del documento de presupuestos”. En efecto, el ejecutivo autonómico tenía consignados 120 MEUR para comprar los terrenos a CriteriaCaixa, para vendérselos inmediatamente a Hard Rock, el operador que debía llevar adelante el proyecto (una cifra que, por cierto, representaba la mitad del presupuesto dedicado a la provincia de Tarragona). Por lo visto, la oferta del ERC y JxCat no es exactamente ésa, sino la garantía de que no habrá ninguna partida que conste como inversión de Incasòl, incluyendo una disposición adicional en la ley de presupuestos para certificar que no asumirá “ningún coste en concepto del proyecto CRT”. Sea como fuere, la rendición gubernamental ante su socio antisistema debilita la confianza del principal inversor y pone contra las cuerdas un plan que iba a generar más de 11.500 puestos de trabajo directos e indirectos durante su construcción, así como un impacto económico territorial superior a los 1.300 MEUR. Al igual que sucede con el Circuit de Catalunya, los cupaires rechazan de plano cualquier tipo de colaboración pública en este proyecto. En definitiva, se consolida el veto a todo lo que no sea tofu, marihuana y macramé. Ante semejante panorama, no es raro que Hard Rock se haya buscado ya una posible alternativa de inversión en Grecia, en el Proyecto Hellinikon, cerca de Atenas.

Además de estas exigencias, los documentos en cuestión incluyen la obligación del Govern de retirar las acusaciones que había presentado contra siete personas por los graves disturbios registrados durante la investidura fallida de Carles Puigdemont en 2018, además de una revisión sistemática de todos los procesos por altercados en los que está personada la Generalitat, y un compromiso de que las fuerzas de seguridad autonómicas, en concreto los agentes de la Brimo, reducirán su participación en los procedimientos de desahucio. O sea, viva la okupación y la quema de contenedores. Sin duda, asistimos a una desconcertante retirada de confianza en los Mossos de Esquadra por parte de sus propios mandos políticos.

Durante estos días se están celebrando las asambleas de la CUP donde sus militantes decidirán si presentan una enmienda a la totalidad de las cuentas autonómicas, o si las respaldan por considerar suficientemente humillante la rendición de Pere Aragonés. En principio, si no se repite alguna votación circense como las vividas anteriormente en este tipo de reuniones, el próximo martes conoceremos el veredicto de los anticapitalistas. Desde una perspectiva estrictamente partidista, resulta comprensible que ERC y JxCat intenten aislar al PSC en el Parlament, y es sabido que en todo acuerdo hay que bajarse un poco los pantalones, pero da la sensación de que el President ha acudido a esta negociación con un cinturón diez tallas mayor que la suya. Es lógico que la CUP exija la Luna, pero frente al vicio de pedir está la virtud de no dar. La cosa no pinta bien. Parece que Catalunya ha decidido aplicarse a sí misma la nueva ley de eutanasia.